día 26.



Me engaño, buscando ese brillo en otros ojos que impaciente,busco en la multitud con el valor de quien lucha sabiendo que va a perder.
Tan sola, dentro de una compañía que exigente me chupa la sangre dejándome en un saco de huesos que, puedes apalear si quieres pues los nervios me los quite junto con los pantalones el día que te conocí.
Siento que falló mi carácter contigo y, debí de pedirte lo que quería al pie de la letra, naufraga en los recovecos de tus heridas, buscando un hogar entre tus pestañas, necesitando el mecer de tu pelo como despertador.
Cansada de brindar por unos y por otros moldeando tu persona a todo lo que se te parece.
No duermo por miedo a perderme uno de los sueños donde te han dado el personaje principal, así que te velo despierta deseando que abras la puerta tímidamente y te metas en la cama aferrándote a ella con cuerpo y alma para no irte de mi lado.
Talla nuestro nombre en la corteza de algún árbol para que pueda volverte a ver cuando solo seas un vago recuerdo que dejo marca.
Es irresponsable jugar con el amor y yo, aposte todo a tantos números que perdí la cuenta, en bancarrota de besos me declaro insolvente y te pido, por favor, un rescate.
Si algún día te pasas por aquí que sepas que he vuelto a estudiar(te), soy alumna de matrícula con la beca para buscarte y aprobar el volverte a ver.
Tengo más miedo de engancharme a tu locura que de la bronca de mi madre por tener amores tan salvajes. Sé que si exploto tu belleza seré la instagramer más famosa que, entre otras también enamorada de tu fisionomía, te escribe con la paciencia de montar el puzle ese de mil piezas olvidado en el desván, cogiendo más que polvo,esperándonos para que en algún lluvioso domingo lo volvamos parte de nuestro mobiliario impersonal, por que total, no somos nada.
Y pese a que me paso los días cantando a la luna por que tus hoyuelos no desaparezcan, siempre diré que no te amé por avergonzarme de no tener(te), aún, los huevos necesarios para coger carretera y manta tras tus miguitas de pan, sin un rumbo fijo, divagando, entre camioneros y taxistas, la posible idea de que seas el siguiente, de que paremos en algún motel volviéndolo cuna del amor y dejando las diferencias al margen nos proclamemos irresponsables del estropicio ocasionado haciendo lo que se nos da tan bien como extrañarnos, dejándome los cuernos en verte sonreír; almacenándolas en un tarro por qué no se si el viento hoy soplara a favor o en contra.
Me olvide de prescindir de tus caricias y ahora lucho con el mono de no tenerlas, dándote las buenas noches, allí donde quiera que estés entre porros, café, insomnio y jazz de fondo enfadada por que no sabes lo que cuesta esperarte.

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