Sigo siendo victima de las rabietas por poetizar todo lo que me rodea.
Intento embellecer el horror de la triste vanidad que final cual estrella de cine, se mezcla en los demás con un puntito de morbo.
Corroboro que, me paso las noches en vela personificando el titilar de la llama que me alumbra irregularmente este manicomio lleno de fieles seguidores a un candil que los instala encandilados dentro del laberinto tergiversando su consciencia de paraíso o felicidad pero sin llegar a salir jamas.
A veces no se ni lo que escribo, por que más bien eso me escribe a mí.
Otras no sé que pensar y me levanto mareada del mundo que gira y gira con todos dentro pero a pocos les parece importar que en algún momento hay que centrifugar.
Y fugarse.
Donde y cuando sea.
Solo con quien sepa decirme de que tonalidad viste el mar sin usar un solo color en su expresión, tenido en cuenta que tengo el listón muy alto por ahora solo acompañada por la pesadumbre de la soledad.
Supongo que esto ultimo es lo que quiero evitar, no tengo mil demonios pero si historias que llorar necesitando algo que no logro poner nombre dándome totalmente igual.

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